xoves, 9 de maio de 2019

Los galeones de Rande

Hace ya más de tres siglos que los legendarios galeones de Rande, hundidos en la Batalla naval de 1702, yacen en las profundidades de la Ría de Vigo. Todos los vestigios de la llamada "Flota de la Plata" (mástiles rotos, cañones oxidados, cofres herrumbrosos repletos de monedas...) duermen ya por los siglos de los siglos en el mar de Galicia, eterno sepulcro de salitre, amortajados por las algas y las arenas de la bahía de San Simón.


Vista del Puente de Rande, escenario de la Batalla naval de 1702.

Nacía el siglo XVIII y las potencias europeas se batían por los derechos al trono de España. Alemania, Holanda, Austria y Portugal apoyaron la causa del archiduque don Carlos de Austria mientras que España, con el único apoyo de la Francia de Luis XIV, tomó partido por Felipe de Anjou, futuro Felipe V. Es en este contexto de la Guerra de Sucesión Española cuando los galeones de la "Flota de la Plata", escoltados por una escuadra de navíos franceses, llegaron a las tranquilas aguas de Rande. En sus bodegas transportaban el mayor cargamento jamás traído del Nuevo Mundo desde la llegada del almirante Colón en 1492. Los galeones habían partido del puerto mejicano de Veracruz, haciendo escala en La Habana, y se dirigían a Cádiz o Sevilla, los dos únicos puertos autorizados por la corona para comerciar con las Indias, pero debido a los reiterados ataques de  los barcos ingleses a las costas andaluzas, la flota capitaneada por el almirante Manuel Velasco y Tejada decidió remontar las Islas Cíes y refugiarse en la Ría de Vigo. 


Mapa de Europa que muestra los monarcas implicados en la Guerra de Sucesión Española.

Las riquezas de la flota fueron descargadas y transportadas en carretas hacia Lugo, de ahí a la ciudad castellana de Segovia y finalmente a Sevilla. Hoy sabemos por documentos históricos que buena parte de los tesoros traídos por la Flota de la Plata consiguieron llegar a la capital hispalense para sufragar las campañas bélicas españolas en la Guerra de Sucesión. Sin embargo, es posible que no todas las riquezas hubiesen sido desembarcadas cuando el 23 de octubre, un mes después de la llegada de los galeones a Rande, arribaban los navíos anglo-neerlandeses a la bahía de San Simón. La bandera de las Provincias Unidas y la Cruz de San Jorge flameaban bajo las nubes grises, presagio de la tempestad. Entonaron las gargantas metálicas de los cañones el himno bélico de la pólvora, cantaron los aceros de las espadas y las aguas de la ría se tiñeron de sangre. Al ocaso del día, cuando ya brillaban las primeras estrellas sobre la Isla de San Simón, de la Flota de la Plata solo quedaban maderas humeantes, mástiles rotos y banderas en llamas. 


Gravado moderno de la Batalla de Rande.

La derrota de los españoles y sus aliados franceses fue total: sufrieron más de 2000 bajas, además de la pérdida de todas sus naves. Por su parte, los anglo-neerlandeses perdieron menos de mil hombres y consiguieron hundir o capturar todos los barcos hispano-franceses. Uno de estos barcos capturados fue el Santo Cristo de Maracaibo, cuyas bodegas iban cargadas con el botín obtenido por los vencedores camino de Londres. Sin embargo, el navío naufragó antes incluso de salir la ensenada de Rande. Siglos más tarde, innumerables aventureros y cazatesoros venidos de todos los países del mundo se sumergieron con sus escafandras en busca de los legendarios tesoros del Santo Cristo de Maracaibo. El mismísimo Julio Verne ambientó aquí el octavo capítulo de la segunda parte de "Veinte mil leguas de viaje submarino, titulado precisamente "La bahía de Vigo", en el que los tripulantes del Nautilus recogen los cofres hundidos para financiar las travesías del capitán Nemo.


Las primeras escafandras se probaron en la Ría de Vigo para buscar los tesoros sumergidos.

En la actualidad, existe un centro de interpretación de la Batalla de Rande. Es el Museo Meirande, perteneciente al ayuntamiento pontevedrés de Redondela, ubicado muy cerca del Puente de Rande. En él se exponen objetos relacionados con el combate naval de 1702, como maquetas de barcos, uniformes militares o réplicas de cañones. Además, también se pueden ver documentales y paneles en que se explica el contexto histórico en el cual tuvo lugar la batalla. Os recomendamos que lo visitéis algún día. Así podréis conocer mejor la mayor batalla naval de la historia de Galicia. Hace ya más de tres siglos que los galeones de Rande yacen en las profundidades de la Ría de Vigo, pero la leyenda de sus tesoros hundidos sigue todavía muy viva.


Réplicas de cañones expuestas en el Museo Meirande de Redondela.

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