Recorrió el largo
camino hacia su casa, topándose con su hermana , no la saludó,
estaba harto.
Ella llevaba años
degollando a todas las mascotas que él había tenido. Esa noche
hacía demasiado frío como para afrontar otra muerte. La muerte del
ego, era lo que no podía soportar, no aguantaba ni un sólo minuto
más en ese sitio.
Estaba lloviendo
fuera pero también estaba lloviendo dentro de alguna manera.
Después de muchas
horas perdidas, supo que no podía quedarse, porque no encajaba allí.
Pensó en los
maestros latinos y griegos, consolándose , pero nada le ayudó.
Intentó escapar de
su propia destrucción.
El conjuro que
pesaba sobre él no desaparecería por sí sólo.
Cruzó la calle y
sintió como desaparecía al doblar la esquina.
Dejar de ser era,
ahora, su única ambición. No lo sabía pero nunca había tenido
demasiadas.
Siempre hubo gente
que se encargaba de que las desgracias no terminasen de comerse su
lengua.
Consciente de ello,
sus pies le llevaron a sitio del que alguna vez vino.
-Strangelove / Mishkin
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