venres, 10 de maio de 2019

Gato a rayas


Ya empezaba el invierno, y los gatos comenzaban a salir de sus agujeros subterráneos. Esos gatos a rayas que tanto me gustaban… Rayas púrpuras… Amarillas… Y verdes.
La gente estallaba compulsivamente a comprar, borbotando espumarajos por la boca, mientras corrían, cargando con grandes bolsas lanzando gritos.
También, cada navidad, los niños esperaban con ilusión que empezasen las clases, y no salían de casa. En caso de salir, lloraban y protestaban. De ahí que las calles fueran tan serias, no había parques ni nada del estilo. Sólo aceras frías, grises y muertas. Los edificios tenían una fachada muy grave y monótona, pero, eran rosas. Y como los gatos… A rayas.
En esta época había muchos atracos, obviamente, para financiar las compras navideñas.
Llegaba a haber mucha cola para asaltar la entidad bancaria.
Yo nunca quise, era demasiada burocracia.
Siempre había señoras octogenarias esperando su turno. Hasta te daban un ticket o un justificante para el trabajo.
El deporte de mi querida patria era un evento muy importante y mayormente seguido, era pues, ver por televisión a algún infame ciudadano renovando el pasaporte, esas aduanas tan llenas de motivación… Esos bolis mordidos y gastados del funcionario de turno… Ese olor a sudor agrio… ¡Y aquella cara de alegría al acabar!
Se seguía con mucho interés, en los bares gritaban con grandes jarras de agua tibia, porque era invierno. Era aventurarse a tomarla fría. ¡Pero incluso a veces, había algún incauto que la tomaba con hielo! Que desfachatez…
Adoraba ver la vestimenta de la gente en esa época. Las esvásticas estaban de moda, y todo el mundo las llevaba en casi todas las prendas. Ignorando el significado… Todo está bien.
Había gente que llevaba grandes túnicas con gatos estampados, era normal. A los políticos de aquel momento poco les importaba.
Que por cierto, nuestro gobierno era generoso. Siempre salía en la televisión diciendo verdades. Y en el caso de no gustarte, tenías la oportunidad de enviar un SMS para adelantar su ejecución. Casi siempre morían. Y lo mejor, al día siguiente era festivo y todo abría.
Echo mucho de menos el invierno….
En verano no hay gatos que suban boca abajo.


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