Ya empezaba el invierno, y los
gatos comenzaban a salir de sus agujeros subterráneos. Esos gatos a
rayas que tanto me gustaban… Rayas púrpuras… Amarillas… Y
verdes.
La gente estallaba
compulsivamente a comprar, borbotando espumarajos por la boca,
mientras corrían, cargando con grandes bolsas lanzando gritos.
También, cada navidad, los
niños esperaban con ilusión que empezasen las clases, y no salían
de casa. En caso de salir, lloraban y protestaban. De ahí que las
calles fueran tan serias, no había parques ni nada del estilo. Sólo
aceras frías, grises y muertas. Los edificios tenían una fachada
muy grave y monótona, pero, eran rosas. Y como los gatos… A rayas.
En esta época había muchos
atracos, obviamente, para financiar las compras navideñas.
Llegaba a haber mucha cola
para asaltar la entidad bancaria.
Yo nunca quise, era demasiada
burocracia.
Siempre había señoras
octogenarias esperando su turno. Hasta te daban un ticket o un
justificante para el trabajo.
El deporte de mi querida
patria era un evento muy importante y mayormente seguido, era pues,
ver por televisión a algún infame ciudadano renovando el pasaporte,
esas aduanas tan llenas de motivación… Esos bolis mordidos y
gastados del funcionario de turno… Ese olor a sudor agrio… ¡Y
aquella cara de alegría al acabar!
Se seguía con mucho interés,
en los bares gritaban con grandes jarras de agua tibia, porque era
invierno. Era aventurarse a tomarla fría. ¡Pero incluso a veces,
había algún incauto que la tomaba con hielo! Que desfachatez…
Adoraba ver la vestimenta de
la gente en esa época. Las esvásticas estaban de moda, y todo el
mundo las llevaba en casi todas las prendas. Ignorando el
significado… Todo está bien.
Había gente que llevaba
grandes túnicas con gatos estampados, era normal. A los políticos
de aquel momento poco les importaba.
Que por cierto, nuestro
gobierno era generoso. Siempre salía en la televisión diciendo
verdades. Y en el caso de no gustarte, tenías la oportunidad de
enviar un SMS para adelantar su ejecución. Casi siempre morían. Y
lo mejor, al día siguiente era festivo y todo abría.
Echo mucho de menos el
invierno….
En verano no hay gatos que
suban boca abajo.
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