En Iria Flavia, el último nombre latino del Occidente según Cela, nos encontramos con uno de los cementerios más emblemáticos de Galicia: Adina. Ángeles y cruces de piedra guardan el sueño de los muertos, arrullados por la canción del ruiseñor en los cipreses. En este camposanto, cuyo silencio turban tan solo los coches y peregrinos que pasan camino de Compostela, descansaron dos de las plumas más ilustres de Galicia.
Vista lateral del cementerio de Adina con la colegiata de Santa María de fondo.
Entramos en el camposanto con respeto, cuidando de no pisar las losas del suelo ni turbar el eterno descanso de los difuntos. Tocan las campanas de la colegiata de Santa María de Iria Flavia, uno derlos primeros templos marianos de toda la Península. Llegamos a la tumba donde descansa para siempre Camilo José Cela, a la sombra del olivo centenario. El Premio Nobel gallego quiso volver a su tierra natal para dormir por los siglos de los siglos.
Tumba de Camilo José Cela Trulock en el cementerio de Adina.
Enfrente justo del cementerio se levanta la Fundación Camilo José Cela, que guarda la memoria del último Premio Nobel de Literatura español. Dentro de la Fundación se puede conocer mejor la vida del autor de "La Colmena". En 1996, por sus méritos literarios, el rey Juan Carlos I le nombró I Marqués de Iria Flavia. Aunque no creemos que a estas alturas deban seguir existiendo los títulos nobiliarios, si nos gusta el lema que Cela escogió para su blasón: "El que resiste, gana".
Fachada de la Fundación Camilo José Cela. con el escudo del Marquesado de Iria Flavia.
También durmió bajo la tierra de Adina, muy cerca de la Casa da Matanza donde dio sus últimos suspiros, la gran Rosalía de Castro. La gran musa de Galicia quería descansar aquí de las negras sombras y las lágrimas vertidas en vida. Sin embargo, hoy Rosalía ya no duerme bajo los olivos de Adina. Sus restos fueron trasladados al Panteón de Galegos Ilustres, en el compostelano convento de Santo Domingo de Bonaval. Aún así, una lápida conmemorativa nos recuerda el lugar donde reposó Rosalía. Salimos del cementerio. Ya los últimos rayos del día se posan en las torres de Santa María. Los mirlos y los ruiseñores cantan en las copas de los olivos y los cipreses, que guardan el sueño de los difuntos. Acabamos de conocer uno de los cementerios gallegos más históricos. En él fueron enterrados dos de las mayores glorias literarias de Galicia: Que descansen en paz.
Lápida del cementerio de Adina que recuerda el lugar donde estuvo enterrada Rosalía de Castro.
Ningún comentario:
Publicar un comentario